La mazamorra auténtica siempre será la que se hace en base al paciente cocimiento del maíz morado con frutas y especias, espesado al final con mandioca o harina de camote. Originalmente se preparaba para ocasiones especiales: Semana Santa (junto a varios otros tipos de mazamorra), Fiestas Patrias, cumpleaños. En Semana Santa hace dupla con el milenario arroz con leche (de origen persa, pero acriollado en el Perú). Esta dupla exitosa se ha convertido hace rato en un producto bandera y hay carritos ambulantes -en Lima sobretodo- especializados en venderla.
Cada familia tiene su matiz al preparar su chicha y su mazamorra, sea en las proporciones de las especias como en la selección y proporción de las frutas. Esto suele depender del bolsillo, pues no siempre a las amas de casa les alcanza para comprar los más preciados frutos secos: guindones, albaricoques, dátiles, higos... (evidencia del origen morisco de este dulce). Esto se suele compensar con frutas frescas de estación, las más socorridas son la piña, el membrillo y la manzana, con su cáscara de limón o naranja. Cada familia peruana desarrolla su mazamorra morada (muchas veces equivale a una chicha morada espesada), y aunque sea la más modesta, esa que tiene cáscara de piña, pasitas, y canelita nada más, si ha sido hecha con calor amoroso, sigue sabiendo a balsámico dulce.
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